Como de Orwell.
La población, manipulada, embaucada, desorientada y finalmente asustada. Normas van y normas vienen, que los gobiernos sibilinos y más obtusos del catálogo dictan a troche y moche, sembrando más ignorancia y más inseguridad que antes: aprovechando el río revuelto para hacer tabla rasa con los individuos, que ya de varias generaciones venimos siendo los cobayas disponibles para el experimento.
No están desaprovechando la ocasión que el Destino, esa mierda, les ha puesto "a huevo". Escatiman hasta la cínica rendija remota que dejan entrever "a futuro". De momento, miedo sobre miedo. Gastos faraónicos, descontrol y la mala gestión de costumbre. Mangoneo.
Y le leen la cartilla al personal porque, harto de coles, es menos obediente de lo que le piden.
De lo que le pide, menuda cara, la panda de impresentables al mando. Con tal ejemplo, ¿no es para salir huyendo?
-- ¿Y a dónde?
-- Eso.
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