Anoche por televisión repusieron, y no es la primera vez, el "film" Apocalypto.
Poco convencional, y con el refuerzo de los años que la cinta tiene sin decaer de interés, traslada una visión que muy probablemente es verídica (y desde luego verosímil) del trato "delicado" que las tribus precolombinas se daban entre sí, del otro lado de ese Atlántico que veo frente a casa.
Digan lo que digan los melindrosos contemporáneos, es evidente el error y la manipulación que pretenden instalar al contar una historia que nunca existió con el enfoque anacrónico que idealiza sobremanera determinados estilos de vida que, junto a interesantes desarrollos y peculiaridades culturales para antropólogos e investigadores de la arqueología, etc. extendieron por el continente, que después íbamos a llamar América, todo un sistema de beligerancias y crueldades y genocidios (palabrita que tan de moda está) al lado de los cuales no resultaron peores los llevados a cabo por los conquistadores.
Las realidades van a ser muy difíciles, si no imposibles, de suplantar por el mero capricho falsificador de los embusteros e intoxicadores que las releen, y procuran reescribirlas, con los renglones torcidos y las manchas que dejan los dedos sucios de la demagogia. Porque el Tiempo y los hechos ya tienen su propia y verdadera perspectiva.
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