Para evocar seudo/retruécanos zapateriles, "progresista" es palabra falsa y falseable.
Pues bien, décadas en que al rollo "progresista" le quedó cómodo que se fuera extendiendo de manera aplastante su pensamiento único, anomalía favorecida por el acorralamiento de cualquier oposición que, denostada y acomplejada, apenas se atrevía a hacerse notar.
(Pero los abusos, las tergiversaciones y los camelos totalitarios -- del tenor que sean -- terminan agotando al personal y acusando señales de caducidad.)
Así que la cosa ya no cuela y claro, en coche y a pie, sale gente a las calles que muestra su hartazón y su legítimo propósito de que no prosigan los falsificadores suplantando lo que entienden es la verdad de una nación -- un país, para los elusivos --, con matices y variedad, vale, pero sobre todo sin que le pasen la esponja ideológica que ya sabemos.
Y quienes hablan de apropiación partidista e indebida de "la bandera que es de todos" (y que ellos también podrán lucir cuando, de corazón y sin trampas, quieran asumirla), son, hay que ver, los que siempre y más reniegan de ese y otros símbolos y andan a cambiarlos por los de su cuerda de heterodoxos permanentes y revolucionarios trasnochados, con tanto postureo como escasez y/o ausencia de historia y tradición.
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