que es natural que el Tiempo, laborioso artífice de las erosiones, haya ido desgastando ciertos relieves, poniéndole sordina a algunas notas de las que siempre en el pentagrama reflejaron querencias, sueños que despertaban no poco el eco aquiescente, la coincidencia en la fibra, en los sentires de otros próximos o remotos corazones.
Que es natural seguir este discurso que fluye de nuestra vida, añadiéndole balsámicas distracciones que suavicen las incertidumbres, camino de la fecha que con seria puntualidad a cada uno aguarda.
Que es natural conservar una solamente moderada valentía ante las inquietantes arritmias que acompañan esas insistencias vocacionales para que, pausadamente, todavía quepa la metáfora de "las botas puestas".
El letrista sostiene que siempre se propuso eludir el lado empalagoso y falso de la ignorante y adocenada acepción de la palabra "romanticismo", que tan manoseada sigue estando.
Y que, en cambio, es incapaz de renunciar a una consecuente y, así lo cree, presentable nostalgia, cuando piensa que le habría encantado escribir, en la mejor versión, la que cantó Neil, el hermoso texto de "September morn", aquella que compuso Gilbert.
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