Con un aire que suena mucho más a burla que a intento de disimular, la primera disposición del "sanedrín gobernante" ha sido subir el sueldo de los funcionarios que, de camino, incluye a diputados y senadores -- faltaría más --, al tiempo que se suben las pensiones. Y obsérvese la amplia diferencia entre uno y otro porcentaje de tales subidas, que no deja de tener visos de escandaloso desahogo.
La ciudadanía está la mar de "satisfecha" con la llamativa "operatividad" de estos gestores, cuyos honorarios pagamos todos con evidente "gozo"porque son nuestros "defensores y protectores" en esta procelosa travesía de la vida. Sólo los permanentemente descontentos señalarán el hecho de que (mientras con arbitrarios "ukases", saquean nuestros bolsillos a sangre y fuego con los impuestos) sean tan escrupulosos con el respeto a un libre mercado en el que las entidades y corporaciones omnipotentes someten a, por ejemplo, las gentes del campo que ahora protestan por las migajas, insuficientes para sobrevivir, que les dejan de la tarta.
Orcas y tiburones devorando a cuanto pez menor no puede huir de su voracidad.
¿Será que no hay decretos-ley para frenar la codicia, el abuso, el ansia explotadora de los depredadores? ¿O será que, en este juego, los que reparten se quedan con la mejor parte, tal como reza el dicho popular? ¿Se romperá el cántaro ese, de tanto ir a la fuente?
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