Acostumbrados a verlo interpretar, estos recientes años, el papel del agente 007 (aunque confiriéndole un aire algo gélido), a este rubio señor Craig que hace de detective en "Puñales por la espalda" le sienta nada más que regular el abriguito semidestartalado que luce ahora, en contraposición con los ternos (bien que ceñidísimos) que de forma inexplicable le corta el sastre a Bond y que milagrosamente no estorban a las acrobáticas acciones trepidantes que a él son anexas.
La "peli" tiene claros antecedentes argumentales en la historia de la cinematografía y la literatura, y requiere, para desentrañar el laborioso misterio, las explicaciones minuciosas sin las que no habrá Teseo que salga del laberinto.
Para mitigar un cierto agotamiento, el espectador puede recrearse en la magnífica casa de época y en la suntuosa y abigarrada decoración de la misma, como centro de la existencia del patriarca que interpreta Plummer y de su variopinta y rencorosilla/envidioseja descendencia, encarnada por plantel de aceptables méritos y veteranía, y la incursión de alguna cara joven en alza.
Largo film para pasar un largo rato, con el análisis sugerido en forma leve en los caracteres y las psicologías, renovadas y sabidas ideologías, debates de algún tema al uso, no hay por qué darles la espalda a estos puñales.
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