la maestría a la que por fortuna nos tiene acostumbrados el Sr. Eastwood.
Y en "Mula", respaldado por su calidad y por un grupo de actores tan acompañantes como estupendos ofrece al espectador toda una lección de cine, un personaje que administra suaves dosis de humor, de intención crítica de los tics de moda, con los cambios que suponen para un señor mayor soñador, firme en su vocación, de sobria y casi lacónica elegancia viril (con un sabor de bourbon de añada, con un aroma de esos after shave lotions cuyo hábito pasa de padres a hijos), reservando para las secuencias finales los sentimientos, la mirada personal, interior, hacia una última y consecuente integridad.
Con el listón siempre alto (citas y querencias musicales, amplios fotogramas de carreteras y un cierto espíritu de independencia nómada que no remite), sus propuestas son de una intachable garantía. Será una pena, como canta la Martín, saber que todo acaba, cuando este hombre se despida con su último y buen Malpaso.
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