-- ¿Y estos versos te han llegado ahí?
-- Ya ves. Y les hago sitio en el "blog" porque, aunque anónimos y algo barrocos, y que corren el albur de parecer remotamente sombreados y deudores mínimos de Valdés Leal, me han sonado verdaderos:
El despecho seguramente guía
el gesto adusto de descortesía
con el que cortas la conversación
de sopetón, colgándome el teléfono.
Tú te enfadas mientras que yo lamento
que nuestros reiterados desencuentros
y nuestros deplorables desajustes,
a la postre nos hayan conducido
por esta senda (aunque nos disguste)
barnizada de malos entendidos:
un gran amor malherido, sin suerte,
con los sobrios crespones de la muerte.
Con torpezas y error, sin convicciones,
con pasos de creciente titubeo,
habré de sosegar las emociones
defraudadas, ausentes de deseo.
¿Y empezar en primero de solfeo?
¿Buscar dónde coloco la ternura
mientras caen, metafóricos,
con su timbre alegórico
los demorados puntos de sutura?
Fantástico. Un saludo afectuosos.
ResponderEliminar