De sismógrafo o electrocardiograma,
con un rotulador de trazo grueso,
El Presidente firma sus decretos
dando lugar a este casi epigrama.
Enérgicos los picos,
las líneas decididas y potentes,
a este señor orondo y prominente
-- por sus negocios, rico
y el rubio pelo, un pelín estridente --
se le ha encrespado en otro continente
un rechinante y joven oponente,
redondito también y con misiles
cuya amenaza exhibe en los desfiles
-- oriental antigualla --
entre condecorados generales
de uniformes cargados de medallas
en grandes cantidades industriales.
Aparatosos ambos, ya veremos
en qué temible conflicto supremo
nos meten sus matones desafíos;
en qué rumba de bala y cornetín,
en qué loco jardín
nos mete el desatino de estos tíos.
(Ahora salen con que están estudiando
posible reunión de entendimiento;
veremos en qué queda ese argumento
y mientras tanto, que les vayan dando.)
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