Por si te ayuda a endulzar tu vida
(como aquel día de la Caja Roja
en la calle de Ayala
del barrio postinero de Madrid),
cuando vengas te haré un "café-bombón"
y, atusando las plumas de tus alas,
voy a darte un abrazo
hondo y largo, de todo corazón,
que venga a compensar nuestros atrasos.
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