La otra noche, reponían por alguna de las "teles" una cinta de mafiosos titulada "Uno de los nuestros", que recrea los manejos clásicos (en la vida y en la ficción cinematográfica) de lo que suelen llamar "bandas criminales perfectamente organizadas" y que son, con mucho, anteriores a la frasecita contemporánea y medio doméstica que reiteran con énfasis nuestros conspicuos comentaristOs.
La coincidencia de esa emisión -- poco inocente quizá -- con los numerosos desaguisados que políticos y empresarios corruptos pergeñaron aquí durante años y que se ventilan en los tribunales, no deja de ser llamativa. Claro que, estando mucho y diverso equipo en el "pelotazo", se insiste más a fondo en los desmanes del PP, como si lo de Filesa, los Pujol, los discretos encantos de la burguesía vascongada, y las marcas olímpicas del "sUcialismo" andaluz, etc., etc. fueran pecadillos veniales, cuestiones de menor monta: que no. Pero las pirañas unidas rara vez se dejan vencer, ya lo ves, Mariano.
Y claro que a los delincuentes no cabe pedirles, ni esperar de ellos, demasiado "honor". Pero puede que no haya miseria superior a la delación de los chivatos para acogerse a las componendas con una Justicia que, en algún aspecto, también sale manchada de ese tufo tan elástico e impresentable, según el cual, el fin justifica los medios.
Basura repartida, vaya.
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