Tramposo de marca, pero no completamente lerdo, en algún momento de los delirios debiste considerar que con el ejemplo de tus ilegalidades y trapacerías se iba a abrir una compuerta para la repetición de los despropósitos.
Y ahí la tienes: la ocurrencia de TABARNIA puede que sea una muestra más de surrealismo daliniano, un derivado vistoso de la tramontana y otros vientos célebres por sus trastornos; pero lo raro habría sido que, metidos en el toreo bufo y la ebullición, no surgiera algo así, como una nueva sorpresa, no exenta de humor, y reflejo indirecto de tu obstinada afición por los disparates y de su promoción insistente.
Claro que confiabas en tu maquinaria de propaganda y corrupción que con prepotencia va acallando a los disidentes. Pero cuando ya se agitaron tanto las aguas, cualquier cosa es posible: desde tu apresurada, rocambolesca y "valerosa" fuga como ex-presidente de la región catalana hasta que cunda, en sucesivos peldaños, tu estilo de criada respondona.
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