Al entrar en el vestíbulo que tan bien conocía desde aquellos episodios de amargo recuerdo que algún año atrás habían puesto a prueba su salud, lo sorprendió la desusada cantidad de personas que, con gesto y aspecto de pacientes, esperaban su turno para las diversas consultas.
Pasó por recepción, donde lo reconocían y/o recordaban y cuando tomaron nota de su asistencia y le indicaron que sería llamado en breve, se entretuvo por los pasillos, al tiempo que le vino a la mente una referencia que lo hizo sentir su propia sonrisa, asomando espontánea y discreta por entre el mostacho y la barba. Pensó: en esencia, estoy de acuerdo con Sheldon Cooper. Las clínicas, los hospitales, fuera de ser deprimentes, ofrecen los más depurados índices de contagio posible de cualquier clase de enfermedades que uno "no trae de casa".
Entre los escrúpulos y la aprensión, entre la hipocondria y la paranoia, las conclusiones y los planteamientos del extremo y cauteloso personaje de "La teoría del Big-Bang" son con rigor, en estricto sentido, bastante indiscutibles y convenientes de asumir entre quienes discrepamos DE* ese dicho popular que con temeridad sostiene que lo que no mata, engorda.
*Atenta, Colau: no se discrepa CON, se discrepa DE. Puede ser que (como estuviste actuando de rebelde antisistema, de okupa o de la rabieta iconoclasta que fuera, antes de que asombrosamente llegases al cargo actual) te hayas perdido unas docenitas de matices de la cosa. Pero lo mismo no se te da bien corregir los desvaríos. Total, es sólo Gramática Española, ¿no?
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