Mucho ruido desprenden las consecuencias del pintoresco amago republicanito de estos tiempos.
Y claro es que en ocasiones las víctimas y los victimistas (justos y pecadores) pueden confundirse y confundirnos, aunque como ya deberíamos ser mayorcitos...
Así que lo del boicot a los productos de alli, cabe y cabrá esperarlo cada vez que los comportamientos generen unas antipatías que luego pasarán la natural factura. Y de acuerdo en que los jaleos los arman los políticos; pero la "mayoría" que los nombra y la otra mayoría que no lo impide no pueden sacudirse el delicado compromiso y la aplastante responsabilidad "a escote".
Por ahí, buceando entre esas aguas "turbumables", evolucionan los bailarines tipo Iceta que, para caer pasablemente bien a casi todos (o eso se cree él, pobrecito), y por si lo dejaran llevarse el gato al agua, va lanzando desatinadas sondas provocadoras de un asombroso "perdón de deuda" que da la medida de su desenvoltura de memo "cum laude" y de su desvanecido e inquieto estado mental.
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