Jodido debe ser daros la mano
aparentando que nada ha pasado,
fingir entendimientos cortesanos,
trasegar quina: ¡áspero entripado!
Más que rivalidad, lo vuestro es
Jano bifronte, derecho y revés,
palmario y manifiesto desacuerdo,
ingratísima trufa del recuerdo.
Después del indecente, ¿no hay empacho,
con camaradería de borrachos,
en tener esa charla en un despacho
como dos mamarrachos?
¿Los dos tragando respectivos sapos
(el de la barba y el presunto guapo),
con diplomacia exenta de sopapos
"como no puede ser de otra manera",
cada conejo en cada chistera?
No digo que no sea necesario
un mínimo e intrépido escenario,
un binario compás, un emoliente
en esta convulsión del calendario.
¡Pero caray, qué gente!
¡Ya hay que tener ovarios!
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