lunes, 12 de junio de 2017

Una tarde cualquiera

El azul y la plata
(de este mar que, de lejos,
me conecta a San Juan de Puerto Rico
mientras riego el jardín
por aquí, por Chiclana,
con pantalones viejos
y gorra marinera y veterana)
son como una sonata
y un vaivén de abanicos,
con la espuma que rezuma sin fin
el arco del anclado violín
de una nostalgia honda de piratas.

Ensueños de aventuras,
de murallas que el salitre desgasta
erosionando sus arquitecturas
con una sedición iconoclasta.

¿La Habana, Cartagena?:
seductores embrujos
como el influjo de esta luna llena.
Evocando el cantar de ese italiano
y sin tener mulatas por mi arena,
mientras riego, recito yo también
"Baila, baila, morena..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario