Quizá yo no te vea
(que, ahora que lo pienso,
echado
en la blanca chaise longue de Maritere,
porque van ya pesando
los años, y ese pulso
que con la muerte todos perderemos,
a saber en qué hora
me tiene prefijada la deshora) ...
Quizá yo no te vea,
ya digo,
en la cima posible
de los días gloriosos de tu triunfo.
Pero esta tarde tienes la figura
elegante, gentil, joven; el rostro,
de una afilada palidez; la sombra
de ese pelo negrísimo.
Y la expresión reconcentrada y tensa,
que has decidido ya apostar en firme
en esta novillada de Roquetas de Mar en Almería
que el Canal Sur transmite.
Alumno de una Escuela
de Tauromaquia en Málaga,
con tu apellido insólito
y tu traje de luces de color delicado,
acaso con el tiempo
serás la sutil víctima
que a los Antiguos Dioses
ese rito sagrado sacrifica.
O el Maestro, ojalá,
a quien otros tendrán
la fabulosa suerte de aplaudir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario