En la Puerta de Jerez, en Sevilla,
dos hombres tocando "blues",
con armónica y guitarras.
No será muy andaluz
ese canto de cigarras;
pero es una maravilla
que me extiende una sonrisa
inconsciente por la cara.
Que es una tarde sin prisa,
cielo azul, templado el tiempo:
hoy la vida no es avara.
Y en un distinto momento,
cantando por sevillanas
de sereno tiempo lento,
una mujer que cantaba
a otras dos que acompasaban
la elegante filigrana
de esa danza,
renovó en mi corazón
una remota alianza
suspendida en la emoción.
Vuelvo a la orilla del mar:
aun con el tiempo ya ido,
yo sé bien dónde he nacido
y no cederá al olvido
aquel olor de azahar.
Qué bonito cuando te expresas más poéticamente. Cuando escribes de cosas sutiles, de cosas banales.
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