Hipocampo:
-- Veo tus proporciones, tu forma inverosímil cuando trotas entre la fronda sugerente o en la serena pradera. Cuando trepas a lo alto del rocoso acantilado y parece que desde allí eres tú el que me observas, también asombrado, también algo perplejo.
Por mi parte, entre mi daltonismo y los efectos mudables del agua, la espuma de las ondas, los reflejos de un voluble iris, dudo de tu color: ¿tordo, rubio?, ¿el que nombran palomino?
Una silente y mutua admiración acaso nos enlaza, nos concierta.
Unicornio;
-- Eso es así.
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