La lenta y larga espera
de las satisfacciones no cumplidas,
como una empinadísima escalera,
va señalando el resto de esta vida.
Y aquel núcleo de acero
que parecía el centro de la esfera
no sirve ya siquiera de asidero,
desarmado, de frente a tu frontera.
El tiempo, perezoso,
retorna un año más con las nevadas,
los reñidos amores mentirosos,
los insomnios, las solas almohadas.
¿Es la melancolía,
el recuerdo de aquellos azahares?
¿Por eso no se rinde esta porfía
de pretender de nuevo tus manjares?
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