Y que, en efecto, lo fue. (Al sábado me refiero, porque ayer no teníamos "la Magdalena para tafetanes".)
El argumento de "El editor de libros", refleja la personalidad tempestuosa y el estilo vital y literario del caudaloso Thomas Wolfe, con ambientación adecuada y pasajes de su obra tan encendidos como "podados" para la no sé si mejor pero desde luego más cómoda accesibilidad de los que fueron -- y son -- sus lectores.
Por otra parte, en "Hasta el último hombre", Mel Gibson se toma su tiempo con los antecedentes y preliminares que sitúan el caso del objetor de conciencia, antes de dar rienda suelta al realismo atroz de las escenas de guerra, con la sangre, seguramente necesaria, que le quedaba después de Braveheart y de aquella tremenda Pasión de Cristo.
Las guerras, aquí deberíamos tener memoria, se van forjando con líos y odios. Después son, terroríficamente, lo que son. Ayer y hoy.
A otro universo pertenece, por fortuna, la deliciosa canción "Porque queramos vernos" que, cerrando el reciente álbum de Vanesa Martín, es la enésima confirmación de su talento y de su honda, y a veces dulce, sensibilidad que, como en este caso, nos conmueve y nos rompe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario