Abundante la lluvia te rodea
como si hiciera falta más marea
para corroborar tu condición,
tu destino, tu temple gondolero
en ese singular amarradero
de cuyo acuario eres anfitrión.
Y un viento racheado
completa con sus bravuconerías
la complicada meteorología
que el día de hoy te trajo incontinente:
oleaje al cuadrado,
encrespado encarecidamente.
Dicen que, en cambio, para el campo es bueno;
que, con pantanos llenos, no hay sequía,
como quizá la habría de otro modo.
Conque venga alegría
y un cierto desenfreno,
que a gusto nunca llueve para todos.
Cualquier climatología (sin abusar ��) tiene belleza. Veía en el jardín mi vulnerable limonero vapuleado por el levante y no podía retirar mi vista, entre fascinada e inquieta.
ResponderEliminarUn beso, poeta