En una reciente asamblea socialista, cuya pancarta rezaba "Festa de la Rosa", pudimos contemplarlo con infinito estupor y alarma más que justificada.
Iceta, cabecilla visible de la facción catalano/correosa del PSOE, presa de una indescriptible, creciente y vertiginosa excitación, exhortaba a su líder máximo a no desfallecer en el patético propósito de cerrar el paso al PP y a Rajoy, en particular.
Coincidirán conmigo, quienes hayan visto dicha actuación, en que las maneras desaforadas, la vociferación grotesca, el gesto paroxístico y el frenesí del interviniente, quizá hayan superado a los que en otras ocasiones hemos lamentado en Maduro, allá por Venezuela.
Se guiaba nuestro "socialisto" en su arenga, pasando breves páginas de lo que suponemos su discursito fulmíneo mientras, arrebolado de sofocos e inyectado de gritos, era una considerable imagen del ridículo.
Aunque la cumbre del espectáculo fueron sus invocaciones a Dios, tan impropias de todo rojo, (ateíllos ellos) que se precie.
Iceta, ¿a Dios rogando y con el martillo y la hoz dando?
No puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarcomo babea la moza cuando huele cerquita a su jefe
ResponderEliminar