En el puente de Triana se instalaba para solicitar, con la música de su acordeón, algunas monedas con las que ir sobreviviendo.
Encima de ese río hermoso, cuyas aguas nocturnas hacen ondas seductoras, al paso de los barcos de los turistas.
Con el fondo, como un decorado majestuoso, de las torres esbeltas, de los monumentos de matizada o resplandeciente iluminación.
Y yo, mientras dejaba caer mi respetuosa contribución a su propósito, no atinaba a imaginar qué deriva en su vida lo habría llevado hasta allí, hasta aquel, a pesar de todo y para todos, mórbido edén sobre la Tierra.
Es la solidaridad del artista con su colega y el respeto por su trabajo. Es el disparar la sensibilidad que todos los artistas llevan por dentro y que los hacen diferente a otros mortales. Buenos días maestro Speaker. Saludos desde Medellin Colombia.
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