de hacer las cosas "a lo grande".
Si, como vemos en el balcón de Valencia, se resucita una fantasía carnavalesca pretendidamente republiprogre, en la que se pavonean tres grotescos trasuntos de ordinarias cabareteras de "spaghetti-western", con el propósito chabacano del equipo de mangoneo municipal de incordiar como de costumbre...
Podríamos plantearnos un nutrido catálogo de personajes y símbolos disponibles que darían extremo realce a las cabalgatas de reyes alternativos. Sugerimos:
Un militar nazi, o soviético, de alta graduación.
Alguna estrella de la canción del verano.
Un financiero al uso.
Una lesbiana feminista y zoófila.
Algún reporterillo del "rosalleo".
Un sindicalista, preferentemente pringado.
Un modisto de reconocido prestigio e inclinaciones caníbales.
Un hippie, tardío y jamaicano, envuelto en las volutas de su humo favorito.
La lista es prolongable y toleraría todo tipo de posibilidades, políticos, futbolistas narcisos, organizadores del "orgullo gay", etc.
Todo es ponerse.
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