jueves, 26 de noviembre de 2015

No a la guerra

¡Qué primor
de pancartas bienpensantes!
¡Qué jugada comprobada
cuando, en el lío de Atocha, 
se aprovechó la ocasión
para darle el revolcón
al equipo que ganaba!
No importaba
que fueran burdos los trazos,
los brazos y hasta la brocha
(siempre puestos a incordiar
lo que según su opinión
no conviene).
Y le dieron el sillón
a aquel fatídico nene
de las cejas circunflejas,
al del "talante" molón,
el encuentro entre culturas,
al de la gran alianza
entre civilizaciones.
¡Qué añoranza, qué cojones
le echan los de la pancarta
a la pública protesta!
Casi una celebración
con tarta, casi una fiesta.
Estos recios paladines,
cuando toque,
¿se dejarán luengas barbas
y, conspicuos alcornoques,
tocarán claros clarines
en los futuros motines?
O
¿se esconderán como larvas,
asustadizos bastardos, figurines?
La Colau y la Carmena,
las de las tetas al aire
(qué donaire el de esas nenas),
¿se pasarán por Pontejos
a elegir un tafetán
o tal vez una estameña
con la que cortarse el burka
que ordene su talibán?
¿Y más tarde bailarán,
sin tirarse de las greñas
con gozo la "Marcha" Turca?

Tampoco yo quiero guerra;
ni siquiera la que dais
cuando vais
de ese modo por la Tierra,
no pagando las facturas,
cócteles de inconsecuencia y
cara dura.


2 comentarios:

  1. Aplauso sonoro hasta que las palmas de las manos se queden enrojecidas.
    Clap, clap, clao, clap........

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  2. Discrepo a la totalidad. Acaso estás tan intoxicado como a los que desprecias. Salud amigo



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