Para ser más cursis que nadie, o porque
todos, TODOS, están tentados de las marrullerías del río revuelto, se
redactaron y luego no han querido corregirse unas normas electorales que
permiten, y aun fomentan, toda clase de tramposas sinvergonzonerías, eso sí,
con cobertura tan legal como cínica.
Arma de dos filos, también todos
terminan pillándose los dedos y hay lista larga y jocunda de sillones removidos
a punta de maniobras escandalosísimas de cada uno de los bandos, de las bandas.
Más tontos los del PP, que siempre se
baten solos en estos lances más de maleantes que de caballeros, y nunca han
querido limpiar con sus mayorías (ni el PSOE con las suyas), ni con los
acuerdos que hubieran podido alentar con los demás, toda esa mierda que
redunda, al cabo, en infumables ventajas para los separatistas*, los radicales y
los liantes de toda laya.
La brutal tomadura de pelo que eso
impone a los mansos y manejables votantes no tiene disculpa alguna, so listos.
Y esa faena no la mitiga que en el
pecado llevéis la penitencia.
*Los llamo así, renunciando a los
pañitos calientes que recomiendan los mentirosos y tendenciosos eufemismos de
la hipocresía. Y será esa gente la misma que, si un día se les encrespase,
insolentara o rebelara Granollers, por ejemplo, sofocarían el “conflicto” con
esos modos de Inquisición, otros dirán Gestapo, que suelen exhibir en cuanto no
se salen con la suya.
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