martes, 9 de junio de 2015

Leyes electorales



Para ser más cursis que nadie, o porque todos, TODOS, están tentados de las marrullerías del río revuelto, se redactaron y luego no han querido corregirse unas normas electorales que permiten, y aun fomentan, toda clase de tramposas sinvergonzonerías, eso sí, con cobertura tan legal como cínica.
Arma de dos filos, también todos terminan pillándose los dedos y hay lista larga y jocunda de sillones removidos a punta de maniobras escandalosísimas de cada uno de los bandos, de las bandas.
Más tontos los del PP, que siempre se baten solos en estos lances más de maleantes que de caballeros, y nunca han querido limpiar con sus mayorías (ni el PSOE con las suyas), ni con los acuerdos que hubieran podido alentar con los demás, toda esa mierda que redunda, al cabo, en infumables ventajas para los separatistas*, los radicales y los liantes de toda laya.
La brutal tomadura de pelo que eso impone a los mansos y manejables votantes no tiene disculpa alguna, so listos.
Y esa faena no la mitiga que en el pecado llevéis la penitencia.

*Los llamo así, renunciando a los pañitos calientes que recomiendan los mentirosos y tendenciosos eufemismos de la hipocresía. Y será esa gente la misma que, si un día se les encrespase, insolentara o rebelara Granollers, por ejemplo, sofocarían el “conflicto” con esos modos de Inquisición, otros dirán Gestapo, que suelen exhibir en cuanto no se salen con la suya.

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