Con lo que llevamos sufrido estas
décadas pasadas, estas gentes que nos mandan no se han puesto de acuerdo con
comodidad fuera del día en que se suben los sueldos.
Además del egoísmo inherente a la
especie en general, puede que el español sea individualista y algo colérico, lo
que nunca ayuda al buen trabajo en equipo.
Las sesiones parlamentarias, los plenos
y comisiones diversos en ayuntamientos, etc. (todos habremos visto algunos por
la tele), suelen ser un corral de acusaciones a menudo destempladas y de poco
lustre, y un mercadillo de discusiones interesadas y bizantinas que ahora se
verán subrayados por la variedad de “conjuntos” semiempatados o con alguna
influencia decisiva que, de seguro, se pondrá en almoneda.
No veo mayores motivos para el optimismo,
al contrario.
Así que los infinitivos que abren este “blog”
de hoy quizá se queden en letra muerta, pulsos de protagonismo y vanidad,
presuntas “ideologías” más o menos encastilladas, atascos legislativos, toma de
decisiones bloqueada o, peor y más probable, chanchullos compartidos donde se
sigan mangoneando el poder y el dinero, so capa de acuerdos que simulan, y
mienten, el bienestar de España. Los nuevos tienen que retratarse, que ya les
veremos (les estamos empezando a ver) el plumero.
“Reunión de pastores, oveja muerta”.
Vayamos rezando.
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