Crónicas modestas o apuntes,
estas redacciones que, andando el tiempo, van ahora haciéndose relativamente
públicas a través de este blog del Hipocampo, quizá tengan un esqueleto al que
no le falta la vertiente galante.
De ella, y de la selección de
ese libro que recientemente y alguna vez ya se ha nombrado aquí, hoy quedan
estas distantes frases de
Las vueltas de la vida
¿Quién nos iba a decir, tantos años atrás, que guerras,
tiempo, canciones entreverarían de distancia nuestras vidas?
¿Quién creería que tu huella en mi memoria y en mi deseo,
aquella tarde cosquillosa, podría perdurar de tal manera?
¿Quién iba a pronosticarme que un día sería real el
placer que ahora me das, desnuda junto a mí en el lecho, la más complaciente y
apasionada, caliente y perfumada favorita de mi improbable harén?
¿Y quién diría que todo ocurre (con mi corazón veterano
todavía al galope, Alá es grande) en el secreto asombrado y la sombra buena y
dulce de nuestras tardes de hotel, de nuestro ensimismado, y tan fogoso,
silencio compartido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario