Rumores insistentes mencionan con
explicable sigilo la existencia de la secta llamada Siesta’s Sisters.
La aliterante conjunción de las sinuosas
eses (silbo de sierpes) y la no justificada yuxtaposición de esas dos palabras
en diferentes idiomas han dado lugar a las más raras conjeturas.
La más verosímil situaría el núcleo
fundador de la Secta en un punto no determinado del Caribe, aunque otros
analistas la localizan en Madrid y, actualmente, entre esta capital, con
frecuencia atormentada de obras públicas y multas municipales, y el Reino de
Aragón.
Al presente nadie atribuye ya el no tan reciente
y polémico asunto de las cabezas decapitadas de antiguos reyes moros en el
heráldico escudo, a objetivos improbables de los protocolos en los que las
Sisters son expertas; sin embargo ha quedado por resolver un espinoso problema:
la verdadera condición, el significado último que la Secta otorgaría a su
denominación de origen como si de un añejo vino se tratara.
Algunas investigaciones apuntan a
prácticas eróticas desaforadas que los miembros de la orden (todos mujeres y
posiblemente emparentadas entre sí), llevarían a cabo dentro de arriesgados
límites horarios, y en los que los varones abducidos serían sometidos a
dominantes y extenuadores tratos amatorios, predilectos de la Comunidad.
Cierta esporádica filtración, que acaso
sea debidamente sancionada, tiende a confirmar con cautela el resultado de
dicho estudio, pero es todavía mucho lo que se desconoce acerca de las Siesta’s
Sisters, envueltas en un misterioso halo de secretismo, simbolismos, extraña y
alienadora paramasonería...
No hay comentarios:
Publicar un comentario