“Si
no puedes estar con la persona que amas, ama a aquella persona con la que estás.”
No digo que el propósito
fuera malo, y menos que careciese de sentido práctico o de (incluso) un punto,
un aquel de optimismo.
Pero de lo que no nos
hablaron fue de la pena, de la nostalgia honda y lacerante, de la insatisfacción,
de los recuerdos yendo y viniendo, de la
“furtiva lágrima”, porque ni esta
voz que escucho, ni estos ojos que miro y me miran, ni esta espalda que
acaricio con mejor voluntad que inspiración, son los tuyos.
Porque, como las que se
fueron tenuemente borrando, tampoco
es como tú esta mujer que ahora a mi lado duerme.
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