Mecida por suaves alergias sentimentales y por zozobras
más intensas de lo que quisiera para ella, mi unigénita arriba a su efeméride.
Hemos compartido vaivenes, cambios de temperatura, la
inclinación etílica que, sin muchas esperanzas, intento moderarle, oscilaciones
de los resultados en la báscula y sobre todo…
¿Sabéis esos factores, ciertamente sutiles, que de
neurona a neurona tejen los armoniosos e invisibles encajes de la coincidencia,
del sentido del humor, de la afición por la palabra bien hecha y bien dicha, el
aroma del jazmín y el azahar, esas delicadezas por las que poca gente parece
tener aprecio?
Cuando me vuelva mago, fabricaré un inédito crisol, una
fórmula única, y después un neologismo deslumbrante, una joya jamás vista que,
aun si se quedara corta, pueda simbolizar un voto de feliz cumpleaños como éste
de hoy, Irene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario