En Imprescindibles (TV2) nos deparan con encomiable
frecuencia asombros, enseñanzas y gozos que nos vuelven espectadores
gustosamente agradecidos.
Anoche (el mundo es enorme e innumerables las
manifestaciones que jamás llegaremos a conocer) ese programa me proporcionó la
feliz oportunidad de contemplar el arte, la elegante naturalidad y la sencillez
imaginativa, lúcida, creadora, plena de sugerencias que dan cuerpo, alma y
claro interés a la obra de Madoz.
La mirada y la sensibilidad de este artista estaban en
toda la muestra, enteramente hermosa, a lo largo del documental citado.
Además, cuando este señor nos comenta o explica su idea,
su método, admirablemente se aleja de los alambicados y presuntuosos fárragos
que casi siempre caracterizan a tantos áticos estériles, a tantos “listos”
estelares, a tantos “retablistas de maravillas”, que los hay muchos y, por
desgracia, muy sueltos.
Desde mi respetuosa modestia de sólo* aficionado, conste
aquí mi activa recomendación.
*El Hipocampo no emplea aquí la palabra mero para no dar lugar a zoológicas
confusiones del agua.
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