Al sosegado santuario del Hipocampo ha llegado, a través
de la División Anfibia de LISI (Liga Submarina de Información), la noticia o
rumor de la existencia de una iniciativa internacional de hondo calado y
propósito turgente.
Los discretos agentes secretos de la División, situados
en Ibiza, Qatar y Trondheim, remiten a la sede central de la mencionada Liga un
informe según el cual, auspiciada por un magnate y mecenas mexicano (que insiste en la x y cuya identidad se ha preservado con
riguroso y escrupuloso celo) y con los fondos aportados además por distinguidos
miembros de la Banca Mundial, se ha gestionado la contratación de un
prestigioso equipo de especialistas en diversas disciplinas académicas, para
que tomen a su cargo la elaboración sutil, esmerada e incluso parsimoniosa, del
tratado que, de modo provisional, se titulará “Antifonario: elogio, orígenes y situación contemporánea de su
desarrollo”, y que compendiará el estudio del asunto desde la perspectiva de
filósofos, diseñadores de alta costura, astrónomos, médicos dietistas,
músicos e industriales del acero
inoxidable pulido.
El método de investigación llevado a cabo en las fases
previas al antedicho estudio es, como la maravillosa cola del pavo real, un
múltiple abanico, aquí, de deslumbrantes referencias, experiencias, mediciones
y minuciosa observación en el cual no podrían faltar los análisis profusos de
la obra de Courbet, Rubens y otros pintores notorios, y los cálculos
tridimensionales y cartográficos (que otros preferirán topográficos) que la
Comisión ha solicitado respetuosamente de J. López, A. Rose y K. Kardashian.
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