La frase
tiene un tufo de excusa progre y, quizá por eso, en una sociedad devaluada como
la que nos han fabricado, goza de frecuente aceptación y empleo. Se conoce que
ha quedado como vistosa y redonda.
Pero incluye
una dejadez terrorífica que ya le está cargando a gran parte del personal. Pasa
que las sentencias que van saliendo demasiado a menudo son de lo más
insatisfactorio y no por ser profana y pastueña la ciudadanía carece de sentido
común.
Entre
técnicos de la cosa, o sea legisladores, y jueces áticos y de diseño, nuestros
criminales reciben sanciones más bien “lights” y mucho apoyo para una
reinserción que llega o no llega, pero que a los damnificados/víctimas los deja
en explicable encabronamiento y frustración. Ejemplos, con los años, lustros,
décadas, para aburrir.
Y ocurre que
la continuidad de delitos que se están cometiendo, a este paso, no dará margen
para que nada se enfríe tanto como dicen querer los de la frasecita. Así que,
en caliente, frío o templado, habrá que hacer algo distinto de verlas venir o
echar balones fuera, ya puestos en lo de usar frases “de reconocido prestigio”.
Los
encuentros, tertulias, etc. arden con todo este asunto, pero se le da muchas
vueltas y seguimos lo mismo, y va dando muy mucha rabia tanta estéril carajada.
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