Entrecruzando nuestros itinerarios, su trazado que a
veces se desliza con habilidad y elegancia (las menos) y otras, con torpeza y
rutinario aborregamiento (las más), los individuos (de esta especie humana a la
que pertenezco con júbilo por coincidir con Juan Sebastián Bach y con Cándido
Méndez, con la reina de los ingleses y con Leo Messi) más aguerridos invadimos
Mercadona, nada más iniciarse el horario de apertura.
No importa: el caos, la multitud inevitable ya se forma
con inaudita velocidad y el laberinto de colmena lo pone a Ud. a prueba, sobre
todo en zona y época de vacaciones de verano.
Un primor.
Cuando, de regreso, me desdoblo con cuidadosa parsimonia,
interrogo al Hipocampo. Y él me contesta, perfecto en la dicción decidida,
emulando cierta exclamación cigalesca cuya brillante ocurrencia crece en éxito:
“¿Mercadona, en verano? ¡¡¡Atrás!!!”
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