Es un hecho que existe un mayoritario acuerdo para
llamarlo “buen tiempo”. Discrepo, claro.
El veranito de los “collons”, de nada, Arturo, consiste
en calor insufrible; gente sudada* estorbando y echando a perder
multitudinariamente la casi apacible normalidad del resto del calendario;
subida hipócrita pero segura de los precios; programación de TV todavía más
insustancial y frívola; tráfico caótico, espeso; superior vagancia en nuestros
funcionarios y gestores políticos; mucha, muchísima tontería en Ibiza y
análogos reductos “culturales”. Etc.
O sea, el “buen tiempo”.
Supongo que eso de que todos somos hijos de Dios y
herederos de su Gloria, el día del Juicio Final, se aclarará un poco y se
repartirá de modo que el bando de referencia pueda alojarse gozoso en el
Infierno, cuyas instalaciones tienen fama de proporcionar tan altas
temperaturas como Ud. pueda desear.
*El Instituto Estrafalario de Estadística de Noruega, en
colaboración con el hechicero de un remoto poblado congolés cuyo nombre yace en
el olvido, ha elaborado un consternado estudio según el cual la adiaforesis
parece darse en un número irrelevante de personas, en tanto que se ha detectado
un llamativo ascenso en la adquisición de tricotosas.
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