Personas relevantes en las filas del PP están abandonando
el equipo o distanciándose de él. Cabe suponer que después de un considerable
tiempo de reflexión, de un paciente margen de espera. Y en algún caso concreto,
Vidal Quadras por ejemplo, tras haber manifestado de modo público y brillante,
por diversos medios de comunicación, las razones de su descontento con el rumbo
modificado de estos populares “light”.
A juzgar por lo que vemos, no es que aquéllos constituyan
el “ala dura”, por más que muchos interesados describan así el fenómeno: mucho
más verosímil, más cierto, parece que es el llamativo desplazamiento del PP
hacia la tibieza y la ambigüedad de un “centro” que casi nada va conservando ya
de derecha lo que ha terminado por desencantar a muchos electores y a bastantes
dirigentes.
El incumplimiento del programa electoral (que proporcionó
al PP la mayoría absoluta), en temas además centrales, importantes, ha dado
motivos para este principio de posible desbandada. Y para que se quiera
construir una verdadera y necesaria representación de la derecha que, a medida
que supere inoculados complejos, plantee su idea de España; idea que le
corresponde y cuya legitimidad no puede ser tenida en menos que la que, con
arrogancia y elaboradas, insistentes manipulaciones, siempre esgrime la
izquierda, presumiendo con cierto cinismo de honrada, bendita y única opción.
Que es tener mucho morro, con todo lo que hemos visto y
vemos.
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