Monseñor:
Con cargo así, título, órdenes, no me atrevería yo a
suponeros con menos conocimiento, cultura, sabiduría de aquellos de los que
dispongo, que no pasan de ser normalitos (normalitos de cuando entonces:
también sabemos cómo anda ahora el patio).
Pero discrepo hoy de vuestro punto de vista para, en
cambio, sostener lo de la vocación irremediable que anda por ahí sintetizando
en 20 canciones que “genio y figura, etc.”
Eminencia, los hados que determinan nuestras vidas y
conductas, nuestras aficiones e inclinaciones, no suelen dejarse manejar sino,
en el más aparente de los casos, de manera ficticia. Que es un modo de aceptar
que Dios es omnisciente y que si en el mundo hay de todo (la viña del Señor),
también de eso, también de ésos.
Otra cosa puede ser la frivolidad que apunta el exceso de
colorines en la banderita. Pero el libro de los gustos, Monseñor, está en
blanco (otro refrán) aunque nos parezca que los hay inexplicables.
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