Monigotes sin relieve, cansinos, vacíos, o rellenos de
falsedades manidas y “argumentos” pedestres, los pericones de nuestros partidos
políticos se dedicaron ayer en el Congreso a presumir de barniz, citando,
rematadamente mal, frases de la Biblia que intentaban usar como soporte de sus
infames mediocridades, de sus ineptitudes, de sus habituales manejos con
finalidad de egoísta, ávido, usurero trinconeo.
Están agotados y nos agotan.
España no se merece esto, chapuceros.
Y luego, ¿habrá quien se queje de que tarde ya, o más
tarde, la gente que viene demostrando más paciencia de la debida, termine por
sacar la escoba? ¿Por llevar a cabo una espectacular escabechina?
Vuestro exceso de confianza, vuestra arrogante ceguera y
vuestra temeridad son algunas señales que marcan vuestra condición de ceporros
insaciables.
¡Qué mal rollo, tíos!
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34
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