miércoles, 4 de diciembre de 2013

Mi mala memoria (que es notoria)



Cierto que ayer no debí olvidarme del “marco incomparable”, aunque diré en mi descargo que la enumeración ni de lejos pretendía agotar las posibilidades del tema, harto extenso para mis menguadas energías.
Es esa mala memoria mía la que todavía me hace llamar Pryca al ahora Carrefour. Y es el caso que venía hoy de esa (ésta también vale) “gran superficie”, y el levante me disuadió de quitar la capota al Z3, opción que habría mitigado la depresión que me producen las aglomeraciones de compradores pre-navideños… (Porque es grave falta contra la Gramática, en una oración tal, añadir compradoras, manía sexista que padecen y promueven los catequistas que sabemos.)… la acuciante, inquieta, ansiosa y desesperada actividad que se multiplica en estas fechas, como si estuviésemos abocados a un apocalipsis, un asedio, un no sé qué, que qué sé yo.
Hay en el aire una creciente sensación de decadencia que quizá no noten los ignaros, los demasiado alevines, los… ésos. En vez del emperador Carlos V, en vez de Kennedy, nos estamos malresignando con Obama y con Rajoy; en vez de Marylin, tenemos a Amaya Salamanca; en vez de Mina y Sinatra, hay que irse apañando, mal, con Enrique Iglesias y Alaska.
Díganme si no es para agobiarse, para llorar, para darse a la bebida, nos quiten o no el carnet de conducir.
Aunque anoche, Discovery Channel fue el remanso gozoso donde la sobredosis combinada de Fast&Loud y American Choppers nos puso a salvo de la programación gris y reptante de las emisoras convencionales, plúmbeas, etc., etc.
Aquéllos que conocen el deleite de las motos y los coches guapos me comprenderán sin esfuerzo.
Los otros, no sé, los otros…

2 comentarios:

  1. El stress y mi mala costumbre de leer deprisa me confundió y al leer Discovery Channel, entendí Disney Channel, lo cual no me cuadraba con lo del remanso gozoso... En fin. Qué cosas.

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  2. Más de una vez -y de dos, y de tres ...- he sentido lo mismo que tú antes este alud de mediocridades varias que nos rodean. Volveré a escuchar por enésima vez el álbum que Sinatra hizo en EMI con clásicos navideños para intentar reconciliarme con este mundo, a ver si saco de mi fondo más oscuro lo poco que queda ya de mí de "espíritu capriano" (de películas de Frank Capra, nada que ver con la cabaña caprina).

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