A las mentes débiles que se deslumbran con, por ejemplo,
las gigantescas plataformas profusamente iluminadas y sonorizadas con las que
trataba de engañarnos Jarre, a falta de líneas melódicas decentes.
A los que caían en trance extático con, por ejemplo, las
poses rebuscadas y artificialmente tenebrosas y vestidas de cuero negro de Jim
Morrison (que Dios te dé salud como descanso dejas).
A los que levitaban con, por ejemplo, las hemorragias de
semifusas y garrapateas que Collins y otros fanáticos del ritmo exhibían con
sus tam-tams, electrónicos o no que fueran.
A los que, escasos de oído y abundantes de oreja
facilona, añoran un “lujo” excrecente, rutinario ya y trilladísimo por miles de
cantantes (a veces, ni siquiera autores) en miles de adocenadas producciones,
digamos con cautela, musicales.
A los que, tan bobitos, son incapaces de paladear toda
canción, como no incorpore lo que juzgan indispensable estribillo.
A los que hablan con frecuente ignorancia de “arreglos”;
a las Señoritas, sólo eso ya, Azules residuales:
Sepan los tales que los itinerarios (¿podría decir las
lecciones?) que voy ofreciendo, en una espartana ausencia de lujos propia de
San Francisco de Asís, necesitan un cierto nivel de entendimiento para ser
aprovechados.
Y que pueden esperar sentados, si creen que ingresaré,
conscientemente, en la cofradía numerosa de los que dan “gato por liebre”.
El desplegable del álbum “V” y también el de “El
Jefe” contienen ya algunas orientaciones al respecto. Que los lean de nuevo
y procuren hacerlo con atención.
De nada.
Jim hacia poses estoy de acuerdo!! Pero el piano-ógano-bajo de Ray Manzarek, el toque de guitarra de Robbie Krieger y la batería jazz-rock de John Densmore, han quedado como ÚNICOS!! , en un mundo musical repetitivo y copión!!
ResponderEliminarJoan