martes, 8 de abril de 2025

El abismo

 

Quien más, quien menos, todos nos hemos encontrado, o lo haremos, enfrentados en los arduos laberintos de la burocracia institucional con los demoníacos, kafkianos tentáculos del funcionariado y su peculiar y difuso-discontinua manera de interpretar la proliferada y enredadora normativa: normativa que tampoco suele brillar por su estabilidad o congruencia.

Con cierta pomposa altivez, con suficiencia algo distante, y en tiempos que ya van siendo no tan recientes, instalados en locales y dependencias considerablemente confortables, afirman poseer una eficacia que se ve potenciada por las tecnologías al uso. Con ese asunto crece el poderío aunque el alcance del tal sufra contradicciones y deplorables límites con los que nadie parecía haber contado.

Así que, por ejemplo, sucede un escollo en la obtención de un certificado de nacimiento u otros documentos y zarandajas que incluso se califican de literales (próximos ya al RANDOM), porque la actualización de datos se frena y menoscaba en determinado año de arranque. Vamos que si Ud. es un clásico veterano, acaso tendrán que rastrear sus orígenes y singulares coordenadas en ancestrales libros, quizá pergaminos en los que se perfilan la erosión del Tiempo, las telarañas, los trágicos mordisquillos de los subrepticios ratones depredadores… Casi sugiero iniciar la investigación en los escritos del Arcipreste de Hita, o en las Cantigas.

En infinitos anaqueles, en vertiginosas y vetustas estanterías, se acumulan instancias, expedientes, papeles de urgencia variable, sedimentándose con una argamasilla de negligencias, de la “escasez” o “falta de medios” periódicamente reclamados, esgrimidos como causa, con una retórica apenas versionera del “vuelva Ud. mañana”  que decía Larra. ¿Y nos preocupa Trump, pende la atención de los españoles de su corte de pelo, de los vaivenes de sus decretos, a impulsos del trazo radical de su grueso rotulador?           

No hay comentarios:

Publicar un comentario