Con
sólo hacer que ondee mi muleta
en
una dirección determinada,
ya
sé que tu embestida está completa,
segura
y por demás garantizada.
Algo
te ocurre, porque en otros temas
-tantos
años tratados por aquí-
cuando
mi “boli” escribe sus emblemas
no
te noto tamaño frenesí.
Pero
si taño con mínimo empeño
tu
gen contradictorio, de diseño,
enseguida
te veo
las
cabriolas, el caracoleo
de
la grupa silvestre de un mesteño.
Tu
adhesión “con reparos” siempre llega
como
dudosa niebla veraniega;
Según
eso, flotamos
en
desiguales órbitas lejanas,
en
diferentes “vamos, que nos vamos”,
con renglones así, de esta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario