comenzó
cuando resolvimos poner en práctica la idea/IKEA de una cómoda o cajonera que
contribuyese a desahogar un tanto los profusos y ya confusos armarios de la
ropa.
Superada
la visita a la macro tienda, tras dubitativas investigaciones por internete, y
recuperada la orientación en el aparcamiento, las cajas del material estilo
mecano cargadas convenientemente, arribamos a casa.
La
marca, históricamente crió fama de someter a los incautos clientes a
vicisitudes sin cuento que como selva inexpugnable de obstáculos brotaban de la
errática prosodia y no menos errática sintaxis con las que los manuales de
instrucciones para el montaje solían venir redactados. Justo es decir que en
este caso dichas instrucciones han sido un ejemplo de método y acertada
enumeración.
Así
que Lady Taladro, instinto y visión de la jugada, ha culminado el laborioso
periplo y el mueble queda erigido… produciéndose a continuación la necesidad de
cambiar el emplazamiento de una mesita vecina sobre la que, “de toda la vida”,
descansa el giradiscos marca LENCO, veterano y aguerrido invento para volver a
escuchar los vinilos de la colección.
Y
en esa encrucijada, los intrépidos del bricolaje discurren una plataforma o
peana a medida, con sus correspondientes escuadras para instalar el “plato” con
intención de que quede suspendido sobre el amplificador de turno. Y primero hay
que descolgar un gran “póster” que ha decorado la pared correspondiente todos
estos años.
Os
haré merced de la descripción de la ronda por un establecimiento del ramo en
pro de conseguir madera, pintura, barnices para, también, un sillón cuyo
traslado al porche sucede dentro de esta misma redistribución del espacio… la
adquisición preceptiva de un “nivel” que garantice la horizontalidad de la
peana antedicha, tornillos y similares y algún que otro artilugio más, para la
ocasión.
Arrebatados
por el delirio, como dicen que el carro de fuego se llevó por los aires a
Elías, profeta, estamos considerando la construcción osada y febril de una
réplica del Monasterio del Escorial, aunque admitimos cierto componente de exageración
en el propósito.
Fíese Vuesa Merced de Lady Taladro, y ni se le ocurra acometer trabajo alguno distinto al de expresar humildemente su opinión. Desde Villalba, un abrazo
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