Que
no, que no: que ni “SOLDADAS” en el ejército, ni “PERITAS AGRÓNOMAS” en el campo, ni “BUZAS” en el fondo del mar.
Como
tampoco quiero “PERSONOS”, que ya hay gilipolleces de sobra.
Puede
que la RAE, también frágil por lo humana, también víctima de las tentaciones
del demonio, baje el listón, se vuelva elástica, perdonavidas, pague un precio
(alto) en el compromiso de amparar con ecumenismos dudosamente presentables la
facilidad, la comodidad, los hechos consumados y sus renuncias.
Y
que en esas delicadas, arriesgadas, malabares vueltas de tuerca se deje pelos
numerosos en la gatera, que no dejará de ser otro ejemplo de la lenidad
coyuntural/estructural que tanto se extiende y nos contamina.
La
pureza y la rectitud de lo que sea, malamente (tra,tra) casan con las “conveniencias”
tolerantes, las medias tintas y los pañitos calientes del diplomático vamos a
llevarnos ¿bien? La propia Iglesia católica, en su afán inclusivo, cada vez más
se diría que va apuntando a ambigüedades que la alejan de su propio andamio
auténtico y la van volviendo otra difusa fórmula para presunto sostén de los
ánimos.
Los
“progres”, los rojillos, los de la 6ª (la secta), juegan con ese timo de
tahúres y lo llaman “aggiornamento”.
Quienes
disentimos estamos mucho más por la afirmación española de llamar “al pan, pan;
y al vino, vino”.
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