Que
el desaliento mental
y
el cansancio y las rutinas
en
que queda el carnaval
de
estas vidas interinas
no
frustren completamente
lo
que resta de valiente
para
seguir el camino.
Que
no sean clandestinos
los
términos y sentidos
que
contiene el idioma;
para
que vuelvan los puentes,
el
aroma de las bromas,
las
confidencias pendientes
que
entre los enamorados
está
estorbando el presente
de
este avatar exigente
en
que andan enmascarados.
¡Feliz día, amor!
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