Cuando
escuchamos por televisión
el
parloteo de tus vacuidades
(con
este temporal de adversidades
y
de zozobra en el corazón);
cuando
vemos tu estampa relamida
de
sólo títere al que una componenda
de
gente montaraz y desabrida
le
ha entregado las riendas;
cuando
esgrimes con movimientos torpes
la
batuta al frente de la orquesta
y
eres un director tan irrisorio
como
un gallo sin cresta…
aunque
“no
pasa ná.
Que
sepas que ser, eres”
un
ente tan difuso y gaseoso
que
nos hacemos cruces, asombrados
de
ver por qué caminos se ha llegado
a
un resultado tan zarrapastroso.
Ni
tus socios te dejan
del
todo hacer lo que te da la gana.
Decíamos
del “Cejas”
¡y
anda que ahora, con este pelanas!
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