Por prometer, que no quede.
1º: Se saca pecho, recubriéndolo previamente con medallas que, si correspondiesen al mérito, no podrían ser de algo más que hojalata.
2º: Se compone una impasible e inexpugnable caradura.
3º: Y para rematar, se suelta un torrente de faroles tan caudaloso que podría anegar de nuevo las regiones levantinas que las "gotas frías" castigan periódicamente.
La pregunta directa que cualquiera podría hacerte:
-- ¿De dónde vas a sacar el dinero, cachondo?
Pero, conociéndote, se da por sentado que otra mentira, y van miles, es todo lo que tienes preparado.
Por encima de la erizada cohorte de brujas y vampiros que te rodean y propiciaron tu ascenso, vemos estremecerse con un viento de ruina el quebradizo y amanerado plumero de tu contumacia, tu ambición y tu impresentable emperre en ser el jefe.
Menudo pamplinas estás hecho.
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