No podemos decirte,
grotesco y "honorable" avinagrado,
que no nos tengas más que acostumbrados
a tu discurso, pleno de falsías.
Que el exabrupto es el frecuente adorno
que pone de relieve tus trastornos,
consiguiendo con todos tus caprichos
que concluyamos que eres un mal bicho.
Conque, al recomendar la turbulencia
(que, según tú, tocará a la sentencia
que esperas del Supremo Tribunal),
no la llames CIVIL desobediencia,
rebelde enfático desde tu atril:
encontrarás mayor correspondencia
si la llamas CERRIL.
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